Vicente Carmona
(Apunte biográfico hecho por su amigo Manuel Buenacasa)
Este hombre extraordinario frisaba en los cuarenta y cinco años, y tenía yo unos diecinueve cuando nos vimos en la asamblea antes mencionada.
Nunca he conocido persona de carácter tan completo. Enjuto de carnes, severo, de austeridad casi ridícula, malhumorado, muy cauteloso y, además, desconfiado como pocos.
(Apunte biográfico hecho por su amigo Manuel Buenacasa)
Este hombre extraordinario frisaba en los cuarenta y cinco años, y tenía yo unos diecinueve cuando nos vimos en la asamblea antes mencionada.
Nunca he conocido persona de carácter tan completo. Enjuto de carnes, severo, de austeridad casi ridícula, malhumorado, muy cauteloso y, además, desconfiado como pocos.
Por todo eso resultaba antipático, a la mayoría de los compañeros de la organización zaragozana. Por contrario, en mi ánimo inspiro enseguida profunda simpatía y gran confianza, con afecto correspondido por él, hasta el fin de sus días.
Como hombre de pocos amigos, pocos tenía. No pude contarle más allá de media docena. Fue uno de ellos, Juan Pey. Le procure yo esa amistad el año 1915. A causa de sus extrañas rarezas y de su carácter huraño y retraído, los militantes de Zaragoza consideraban a Carmona persona poco grata en el terreno de las ideas.
No obstante, los obreros de la madera le nombraron presidente de la Sociedad y le reeligieron en varias ocasiones. En el aspecto, es decir, como carpintero, ebanista, barnizador y… químico, fue el obrero más completo que he conocido.
Como libertario solo podía reprochársele un individualismo muy concreto, cosa inexplicable para muchos de los grupos anarquistas, a los cuales nunca quiso pertenecer. “Yo me creo más anarquista que obrero -decíame un día-, pero como obrero y como anarquista, la organización obrera me basta; no necesito más…”.
Las autoridades -como lo comprendí más tarde- veían tan sólo en Carmona un obrero muy capacitado, muy pacífico, y muy instruido. Jamás se le ocurrió recomendar en público la violencia. Por eso no fue objeto de encarcelamiento durante la huelga mencionada. Sin embargo, Vicente Carmona era un violento, pura encarnación de la acción directa.
Constan en su haber muchos hechos y muy dignos de admiración: en Valencia, en las minas de Utrillas (Teruel), en Zaragoza y sobre todo en Barcelona, donde muy pocos le conocían por lo que realmente era.
La mayoría de las veces actuaba solo; a lo más, con un compañero de toda su confianza, como Pey u otro de su misma y rara condición.
Carmona era hijo, en línea directa, de la Primera Internacional.
Oriundo de la región levantina, murió en Barcelona hacia el año 1928.
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